
Es un diagnóstico que preocupa, pero gracias a los avances médicos, hoy la mayoría de este tipo de gestaciones tienen un final feliz.
Embarazo de riesgo es un término que puede sonar muy alarmante. Pero si le han dicho que el tuyo lo es, lo primero que debe hacer es mantener la calma. Es cierto que en este tipo de gestaciones hay más probabilidades de que la madre o el niño tengan algún problema, pero la mayoría de las veces esta calificación no significa necesariamente que durante los nueve meses vayan a presentarse complicaciones. Simplemente quiere decir que necesitarás más reposo y controles médicos más frecuentes que el resto de las embarazadas y que quizá deba que tomar algún medicamento o suplemento alimenticio adicional. Como mucho, deberán ingresar en el hospital para hacerte un seguimiento más exhaustivo o determinadas pruebas.
¿Cuándo se considera un embarazo de alto riesgo?
Las causas por las que un embarazo se considera de riesgo (medio, alto o muy alto) pueden ser enfermedades de la madre, del feto o circunstancias que surgen durante la gestación y que pueden poner en peligro a ambos.
De riesgo medio: Gestaciones en menores de 17 años y en mayores de 38, en mujeres obesas, con anomalías en la pelvis, con Rh negativo, fumadoras.
De riesgo alto: Anemia grave de la madre, gestación gemelar, mujeres operadas del útero o con historial obstétrico desfavorable, infecciones (toxoplasmosis, rubéola, herpes genital, etc.), diabetes gestacional, sospecha de malformación fetal, obesidad mórbida, preeclampsia leve.
De riesgo muy alto: Embarazos múltiples, malformaciones del útero, cardiopatías maternas, diabetes previa (pregestacional), incompetencia cervical, restricción del crecimiento intrauterino, malformación del feto confirmada, placenta previa, preeclampsia con signos de severidad, amenaza de parto prematuro, rotura de membrana.